INTERNACIONALES

Alianza entre cárteles mexicanos podría redibujar el crimen global


Los Chapitos, herederos del Cártel de Sinaloa, sellan una inesperada alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación, desatando una transformación en el narcotráfico internacional.

Un giro dramático en la guerra del narcotráfico ha tomado forma: una facción del Cártel de Sinaloa, liderada por Los Chapitos, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ha sellado una alianza sin precedentes con su hasta ahora enemigo mortal, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). El pacto, forjado en medio de la presión militar y judicial tanto de México como de Estados Unidos, podría redibujar las fronteras del crimen organizado en todo el planeta.

Durante años, el Cártel de Sinaloa se mantuvo como un imperio del narcotráfico global, con redes que abarcan desde América hasta Oceanía, cimentadas por su dominio en el contrabando de drogas sintéticas como el fentanilo. Sin embargo, una guerra interna fracturó al cártel, dejando a Los Chapitos debilitados y divididos frente a sus enemigos y a las acciones conjuntas de los gobiernos mexicano y estadounidense.

En ese contexto de desgaste y necesidad, los herederos de El Chapo tendieron la mano a su histórico rival, el CJNG. Fuentes cercanas al acuerdo, incluidos operadores de alto rango en ambos cárteles y expertos en seguridad, confirmaron que se trata de una decisión estratégica sin precedentes en el mundo del crimen organizado.

“Es como si la costa este de Estados Unidos hubiera hecho alianza con la Unión Soviética durante la Guerra Fría”, afirmó Vanda Felbab-Brown, analista del Brookings Institution.

El impacto de esta unión se prevé global. Al unir el músculo operativo y financiero de Los Chapitos con el poder bélico y territorial del CJNG, la capacidad de producción y exportación de drogas se multiplica exponencialmente. Según Eduardo Guerrero, analista de seguridad, “esto equivale a incorporar a Lionel Messi a un equipo de fútbol: eleva el nivel al máximo”.

Pero el costo no será menor. Analistas anticipan un aumento de los conflictos regionales en México, donde otros grupos criminales podrían rebelarse o intentar frenar esta expansión. La alianza implica, además, cesión de territorios, armamento y apoyo logístico por parte del debilitado clan de El Chapo, que busca asegurar su supervivencia a costa de unirse con quienes antes combatía.

La presión de Estados Unidos, especialmente durante la administración Trump, aceleró esta convergencia. Las campañas contra el fentanilo, el desmantelamiento de laboratorios y el congelamiento de activos han forzado a los cárteles a mutar, reinventarse y aliarse para resistir el cerco.

Con este movimiento, el Cártel Jalisco Nueva Generación podría consolidarse como el mayor narcotraficante del mundo, desplazando a Sinaloa como líder hegemónico del crimen transnacional. Una nueva era en el narco ha comenzado, y su impacto será sentido más allá de las fronteras mexicanas.

AGENCIAS / pedroluisgimenezserrada@gmail.com / CNP: 21337