Ecuador define su futuro: Daniel Noboa y Luisa González disputarán la presidencia en segunda vuelta
El balotaje del 13 de abril enfrentará dos modelos opuestos de país en una elección marcada por la polarización y los desafíos económicos y de seguridad.
Las elecciones generales en Ecuador han dejado un panorama político abierto y altamente competitivo, llevando al país a una segunda vuelta el próximo 13 de abril. Con más del 90% de los votos escrutados, el presidente Daniel Noboa alcanzó el 44% de los votos válidos, mientras que Luisa González, representante del correísmo, superó el 43%. La diferencia menor al 1% obliga a un balotaje que definirá el futuro político del país en medio de una crisis energética, económica y de seguridad.
A pesar de las estrictas medidas de seguridad, la jornada electoral transcurrió con normalidad, según la Misión de Observación de la Unión Europea. Ahora, ambos candidatos deberán rediseñar sus estrategias para captar el voto de los electores que optaron por otras opciones en la primera vuelta. Los apoyos de figuras como Andrea González Náder y Leonidas Iza, cuyo respaldo conjunto supera el 7% de los votos, podrían inclinar la balanza.
Noboa: Seguridad y estabilidad económica en la agenda
Daniel Noboa, quien busca la reelección, ha centrado su discurso en la seguridad y la atracción de inversiones. Su administración ha implementado el despliegue militar en las calles y reformas económicas para mejorar la competitividad del país. Sin embargo, su gestión ha sido criticada por los prolongados apagones y denuncias sobre abusos de las fuerzas de seguridad.
Sus propuestas incluyen modernización de la policía, cooperación internacional contra el narcotráfico y estrategias para fortalecer la inversión privada. En el ámbito energético, apuesta por energías renovables y proyectos de infraestructura para reducir la dependencia de los recursos hídricos.
González: El regreso del correísmo y la sombra de la corrupción
Luisa González, exfuncionaria del gobierno de Rafael Correa, busca representar la continuidad del modelo correísta, con énfasis en el gasto social y la intervención estatal. Su cercanía con Correa es un arma de doble filo: mientras sus seguidores la ven como su heredera política, sus detractores la vinculan con los escándalos de corrupción de la década pasada.
Uno de los puntos más polémicos de su campaña es su relación con el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. Aunque ha evitado pronunciarse abiertamente, Correa ha asegurado que, en caso de ganar, su gobierno reconocerá a Maduro como legítimo presidente.
Con un país altamente polarizado, el resultado de la segunda vuelta dependerá de las alianzas que ambos candidatos logren construir en las próximas semanas. Ecuador se enfrenta a una decisión crucial que marcará el rumbo de su futuro político y económico.
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