Gerencia latinoamericana: Por qué la región sigue atrapada entre crisis, deuda y decisiones postergadas
La gerencia en América Latina enfrenta un entorno hostil marcado por deudas crecientes, baja productividad y decisiones políticas que no responden a las necesidades reales de la ciudadanía.
La gerencia en América Latina transita un camino complejo, marcado por crisis cíclicas, estructuras ineficientes y decisiones políticas que rara vez están a la altura de los desafíos actuales. Aunque planificar, organizar, dirigir, controlar y decidir constituye la esencia de cualquier proceso gerencial, en la región estos pasos se ejecutan constantemente bajo presión, con recursos limitados y en medio de una volatilidad que parece no dar tregua.
Los líderes latinoamericanos, tanto del sector público como del privado, operan como malabaristas en un escenario de incertidumbre permanente. Los problemas estructurales no solo se acumulan, sino que se entrelazan con realidades sociales difíciles de atender: desigualdades profundas, informalidad laboral masiva y una cultura política que muchas veces privilegia la retórica sobre la acción.
Deuda creciente y escaso margen para actuar
El endeudamiento es, quizá, uno de los mayores obstáculos para una gerencia efectiva en la región. El Banco Interamericano de Desarrollo advierte que los pasivos en América Latina superan el 100% del PIB, un indicador alarmante que revela una realidad innegable: se debe más de lo que se produce.
El problema no es solo el tamaño de la deuda, sino su costo. El pago de intereses devora los presupuestos nacionales, dejando escaso margen fiscal para invertir en áreas claves como educación, innovación, protección social o adaptación climática. Sin ese espacio, pensar en desarrollo sostenible es, por ahora, un ejercicio teórico más que un objetivo alcanzable.
A esto se suma un crecimiento económico persistentemente bajo. Las proyecciones de organismos multilaterales ubican el crecimiento regional entre 1.5% y 2.5% para los próximos años, una tasa insuficiente para cerrar brechas históricas o mejorar la calidad de vida de la población.
Gerenciar en medio de desigualdad e informalidad
El entorno laboral latinoamericano presenta un desafío adicional: la informalidad. Con mercados fragmentados y un porcentaje significativo de trabajadores sin protecciones ni estabilidad, la productividad se resiente, la recaudación fiscal se debilita y la desigualdad se profundiza.
La región continúa siendo una de las más desiguales del mundo. Aunque se han registrado avances en la reducción de la pobreza en décadas pasadas, la falta de oportunidades, el acceso limitado a servicios básicos y la brecha educativa alimentan un círculo vicioso que impide consolidar una gerencia efectiva y moderna.
En el ámbito público, los gobiernos enfrentan una tensión permanente entre aplicar austeridad o aumentar impuestos. Sin una gerencia transparente y eficiente —capaz de garantizar el buen uso de los recursos— cualquier decisión es recibida con desconfianza ciudadana.
Creatividad, visión y un liderazgo que aún no aparece
La gerencia latinoamericana necesita más que diagnósticos: requiere creatividad, pensamiento estratégico y una visión de largo plazo que supere el cortoplacismo que tantas veces frena las reformas esenciales.
Para construir un modelo de desarrollo más dinámico e inclusivo, es indispensable ampliar y modernizar marcos jurídicos, brindar seguridad a la inversión, fortalecer instituciones y garantizar políticas públicas coherentes y estables. Sin estos elementos, cualquier intento de transformación será insuficiente.
Sin embargo, lo más preocupante es la ausencia de voluntad política real. La ciudadanía observa cómo las promesas de cambio se diluyen en discursos repetidos, mientras los problemas estructurales permanecen intactos. Existe una desconexión profunda entre las necesidades del país y la actuación de quienes deberían liderar la solución.
Latinoamérica podría tener futuro, pero no mientras la gerencia siga siendo rehén de improvisaciones, intereses particulares y decisiones tardías.
José Gregorio Figueroa
@figueroazabala


