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La Mercantilización de los Sentimientos: Un Análisis de José Gregorio Figueroa Zabala


La mercantilización de los sentimientos, como fenómeno contemporáneo, representa una tendencia preocupante en la que las relaciones humanas y las expresiones de afecto se reducen a transacciones comerciales y obsequios materiales. Este análisis se enmarca en las teorías del sociólogo polaco Zygmunt Bauman, quien describe la modernidad líquida como una era caracterizada por la fluidez, la volatilidad y la incertidumbre.

Según Bauman, estos tiempos líquidos han erosionado la solidez de las acciones y relaciones humanas, promoviendo un individualismo exacerbado y una desconexión emocional entre las personas. En el ámbito laboral, esta tendencia se manifiesta en la indiferencia hacia la sustitución de compañeros por tecnologías digitales y la percepción de que los vínculos afectivos pueden ser sustituidos por regalos materiales.

La crisis de empatía y colaboración que señala Bauman se refleja en la incapacidad de las personas para expresar sentimientos auténticos y profundos, recurriendo en su lugar a la compra de obsequios como principal medio de demostración de afecto. Esta práctica no solo desvirtúa la esencia de los sentimientos, sino que también contribuye a la deshumanización y a la fragmentación de las relaciones interpersonales.

Para contrarrestar esta tendencia, es crucial que las políticas públicas y los esfuerzos comunitarios se orienten hacia el fortalecimiento de la libertad y la seguridad de los ciudadanos, promoviendo un desarrollo económico que vaya de la mano con la mejora de las relaciones humanas. La educación, en este contexto, juega un papel vital al fomentar valores de solidaridad, empatía y colaboración, fundamentales para la construcción de una sociedad más justa y cohesionada.

La reflexión sobre la mercantilización de los sentimientos invita a un replanteamiento profundo de nuestras prácticas cotidianas y a un esfuerzo consciente por recuperar la autenticidad y la profundidad en nuestras relaciones. Abandonar la equiparación de los sentimientos con bienes materiales es un desafío crucial para restablecer la solidez de nuestras acciones y enfrentar con éxito la rapidez y superficialidad que caracterizan a la modernidad líquida.

En resumen, el reto de las sociedades contemporáneas radica en prevenir la mercantilización de los sentimientos y en promover un retorno a la autenticidad y profundidad en nuestras relaciones humanas, fundamentales para la construcción de un mundo más humano y solidario.

José Gregorio Figueroa Zabala @figueroazabala

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