José Gregorio Figueroa: Precariedad Laboral
La vía más eficaz para salir de la pobreza, sin duda, es la creación de puestos de trabajo asociados a políticas públicas que garanticen la recuperación de la productividad económica. Para lograr esto, las organizaciones deben enfrentar desafíos como el acceso al financiamiento, la competencia desleal, la debilidad del estado, las barreras regulatorias y un entorno operativo deficiente.
Estos son algunos de los elementos que señala el Banco Mundial en uno de sus informes más recientes sobre la actividad laboral. El nuevo liderazgo empresarial debe centrarse en la innovación, la tecnología y el conocimiento para hacer crecer sus actividades y, de esta manera, generar empleos decentes.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), un empleo decente debe ser bien remunerado, contar con la asistencia social adecuada y ofrecer estabilidad para que el trabajador pueda disfrutar de un salario justo que cubra sus necesidades básicas.
En este contexto, es vital reducir la inflación, impulsar el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y facilitar el acceso al financiamiento para lograr niveles de crecimiento que conlleven a la creación de nuevos y mejores empleos.
En el caso de Latinoamérica y el Caribe, el Banco Mundial estima un crecimiento del PIB en países como Guyana, República Dominicana, Costa Rica, Panamá y Paraguay. Es urgente tomar medidas para reducir el éxodo de miles de venezolanos que cruzan las fronteras en busca de nuevas oportunidades, incluso personas con un alto nivel de formación.
Esta crisis financiera que afecta lo humano y nos hace vulnerables ha llevado a un aumento del pluriempleo en nuestro país, es decir, personas que buscan desarrollar otras actividades además de su trabajo para enfrentar la caída de sus ingresos.
La calidad del empleo en Venezuela ya no se mide oficialmente, pero la realidad y estudios de reconocidas instituciones, como la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) bajo la tutela de la Universidad Católica Andrés Bello, indican números que demuestran la precariedad laboral, el crecimiento del empleo informal, la inestabilidad laboral y los bajos salarios, entre otros problemas.
Es importante destacar que para calificar un empleo como decente, se deben considerar indicadores como salarios, condiciones de seguridad laboral, estabilidad, acceso a protección de salud, niveles bajos de acoso laboral (mobbing), oportunidades de aprendizaje y satisfacción laboral, entre otros. Lamentablemente, estos indicadores han dejado de ser parte de la información que las autoridades ofrecen para conocer la situación laboral.
La verdad es que estamos viviendo una precarización del empleo, y es de vital importancia corregir sus causas. A pesar de las múltiples deficiencias que podríamos señalar, la conclusión es triste: nuestros empleos son precarios y no cumplen con los niveles de decencia necesarios.
José Gregorio Figueroa