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Sector farmacéutico en Venezuela: entre la recuperación y la dependencia | Por José Gregorio Figueroa

El sector farmacéutico venezolano transita hoy una frágil línea entre la recuperación y la dependencia. Luego de años marcados por el desabastecimiento y la contracción productiva, la industria muestra señales de crecimiento que, aunque positivas, aún no logran consolidar un modelo sostenible a largo plazo.

Según datos de la Cámara Venezolana de Farmacias, entre 2014 y 2019 el sector experimentó una caída cercana al 75 %, una debacle que se tradujo en escasez, encarecimiento y debilitamiento del acceso a medicamentos esenciales. Sin embargo, a partir de 2021 comenzó un proceso de recuperación con un crecimiento interanual estimado del 40 %, impulsado por una mayor inversión privada, una ligera flexibilización regulatoria y el resurgimiento de la producción nacional.

Actualmente, se estima que la industria local cubre entre el 65 % y el 75 % del mercado, principalmente a través de medicamentos genéricos. Este dato refleja una mejora significativa, pero también deja al descubierto una realidad incómoda: el país sigue dependiendo en gran medida de las importaciones, sobre todo para medicamentos especializados y tratamientos de alta complejidad.

La razón de este repunte no se explica únicamente desde la oferta. En un contexto de bajos ingresos, los ciudadanos priorizan sus gastos en alimentos y medicinas, convirtiendo al sector farmacéutico en un mercado relativamente resiliente frente a otras áreas de la economía. No obstante, este crecimiento está sostenido sobre una lógica de supervivencia, más que de desarrollo estructural.

Otro factor clave ha sido la flexibilización de los permisos para importación, que ha permitido abastecer el mercado con mayor rapidez. Pero esto también refuerza la dependencia externa, especialmente ante la limitada producción nacional de materias primas farmacéuticas, necesarias para fabricar medicamentos destinados a enfermedades crónicas y patologías de alto riesgo.

El verdadero desafío no está en vender más, sino en producir mejor. El sector requiere más inversión en tecnología, incentivos a la investigación científica, acceso a financiamiento competitivo y políticas públicas que fomenten la innovación, no solo la importación. Sin estos elementos, el crecimiento será desigual, vulnerable y altamente dependiente de factores externos.

El auge del sector farmacéutico no puede seguir basándose exclusivamente en la diversificación comercial o en la simplificación de trámites. Venezuela necesita una industria capaz de desarrollar medicamentos para enfermedades de alto riesgo dentro de sus fronteras. Esto no solo garantizaría mayor soberanía sanitaria, sino también estabilidad económica y generación de conocimiento.

En definitiva, la recuperación del sector farmacéutico venezolano es una oportunidad histórica. Pero si no se acompaña con decisiones estructurales en materia de políticas públicas, ciencia y tecnología, seguirá siendo un crecimiento con pies de barro: visible en cifras, pero frágil en su esencia.

Por José Gregorio FIgueroa /