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Por José Gregorio Figueroa: La Importancia de los Estudiantes en la Resistencia y la Transformación Nacional


Desde 1957, la lucha estudiantil en Venezuela simboliza resistencia y esperanza. A pesar de los desafíos actuales, los jóvenes persisten en su compromiso con el país, reafirmando la educación como clave para el futuro.

Desde el movimiento de resistencia en 1957, los estudiantes venezolanos han demostrado ser una fuerza impulsora de cambio social y político en el país. La huelga general en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y otros liceos marcó un hito en la historia al catalizar el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. La relevancia de esta lucha estudiantil persiste, con el Día del Estudiante, el 21 de noviembre, como símbolo de su impacto en la historia de Venezuela.

Ser estudiante en Venezuela es mucho más que asistir a clases: es una declaración de compromiso y esperanza frente a la crisis institucional. Pese a las carencias, los jóvenes persisten en su formación académica, cargando con las dificultades que van desde una economía debilitada hasta la falta de recursos básicos en las universidades. Estos obstáculos no han impedido que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico, impulsado en gran medida por la dedicación de los docentes, quienes también enfrentan difíciles condiciones laborales.

A través de la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) de la UCAB, los datos reflejan una cruda realidad: la mitad de los jóvenes bachilleres no contempla entrar a la universidad, el 70 % de los estudiantes debe trabajar para subsistir, y las carencias en becas, comedores y transporte son generalizadas. Además, carreras esenciales para el desarrollo de la nación, como las ciencias básicas, ven una disminución en el número de interesados.

El éxodo de jóvenes en busca de mejores oportunidades es alarmante. Sin embargo, la educación sigue siendo el pilar fundamental para transformar el país. Es urgente que el Estado invierta en infraestructuras modernas y en el mejoramiento de las condiciones de los docentes y estudiantes. Al igual que otros países que han superado crisis, Venezuela tiene el potencial de construir un futuro próspero si coloca la educación como prioridad.

Con el amor de los estudiantes por su país como motor, se forja una generación dispuesta a contribuir a la reconstrucción nacional. La inversión en la educación no solo es un deber, sino una estrategia esencial para enfrentar las adversidades actuales y construir un país mejor. Como bien decía Benjamin Franklin: “Dime y lo olvido; enséñame y lo recuerdo; involúcrame y lo aprendo”. Es momento de involucrar a los jóvenes en la construcción de un futuro digno para Venezuela.

José Gregorio Figueroa.
@figueroazabala

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